Era su primera vez viajando en avión. Nunca había viajado a un lugar tan alejado por lo que solo había hecho viajes en autobús o en automóvil a los lugares a los que fuera a ir, por lo que realmente estaba emocionada.
Su asiento, según los boletos, era junto al de Irie y Hyuk Su, sus dos hermanos mayores, y sus padres estaban dos filas atrás de ellos.
Ahora les esperaban muchas horas de vuelo, por lo que los hermanos Uchiha tendrían el tiempo suficiente para hablar sobre la situación en la que estaban ahora con respecto a lo sucedido con Sakura.
-Entiendo, entonces no eres nuestra hermana pero a la vez si lo eres… - dijo Hyuk Su después de que Irie le contara toda la historia, o al menos eso había intentado, con algo de ayuda de Sakura.
-Algo así – respondió la pelinegra
-¿Hay alguna parte de su “alma” que siga dentro de ti?, ¿O ella simplemente se fue? – ahora fue Irie quien preguntó.
-Fue muy raro, pero su “alma” apareció frente a mí la noche que estuve en el hospital – dijo haciendo comillas con los dedos cuando hablaba de su ahora conciencia – Y ella me dijo que sería mi conciencia y se metió en mi cabeza o algo así… el caso es que puedo escucharla en mi mente –
-Ya veo… ¿Qué es lo que sabes sobre nuestra familia? Qué bueno… ahora también es tu familia – pregunta el hermano coreano.
-Casi no sé nada, ¿Por qué no me cuentan ustedes? –
-Tú y yo somos hermanastros – y así comenzó a relatar Hyuk Su la historia de la familia.
Ayumi fue esposa de un hombre de Inglaterra, el cual conoció cuando estudiaba de intercambio en la universidad. Se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijos, Irie y Sakura. Era por esto que Sakura tenía los ojos verdes como su padre. Pero pocos años después un accidente de auto hizo que aquel hombre perdiera la vida.
Tiempo después, Ayumi viajó a Corea del Sur, en donde conoció a Takeshi, un empresario japonés que estaba empezando sus negocios en aquel país, y de igual manera se enamoraron, y después de intentarlo durante mucho tiempo, se casaron. Takeshi había tenido también una esposa antes, de la cual se había divorciado hace mucho tiempo, y se había tenido que quedar a cargo de su único hijo Hyuk Su. Su nombre coreano era porque la mujer que antes había estado con Takeshi era de dicha nacionalidad y cuando el pequeño nació, decidieron ponerle ese nombre.
Ambos, Hyuk Su e Irie tenían la misma edad, con diferencia de unos meses solamente y Sakura era cuatro años menor que ellos. Teniendo los dos hombres 19 y Sakura 15.
-Algo revuelta la historia – dijo Sakura cuando terminó de hablar Hyuk Su
-Pues si… pero así es la familia, y la hemos pasado bien –
Siguieron hablando durante unas horas más, hasta que decidieron que deberían dormir, porque el cambio de horario era obvio que les iba a afectar cuando llegaran, y lo más seguro es que arribarían de día.
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-Podrían ir con el psicólogo de la escuela, los puedo recomendar en este mismo momento – dijo la profesora Eloísa a Eduardo, Melisa, Michelle y Yuki que se encontraban en el salón de clases en la hora de receso.
-No necesito a nadie… realmente estoy bien – dijo Eduardo
-¿Estás seguro?, no es malo admitir cuanto te afectó la muerte de Ángela, es mejor si recibes ayuda si la necesitas –
-De verdad no necesitamos nada, en serio – dijo esta vez Yuki, la estudiante de familia japonesa.
-Como quieran – Y sin más que hacer, la maestra salió del salón.
Aquellos chicos no se encontraban dentro de una profunda depresión, ni se habían aislado de las personas, ni siquiera habían mostrado conductas que los hicieran ver que estaban pasando por la fase de aceptación de la muerte de una persona querida, pero aun así las personas a su alrededor se preocupaban.
Eduardo había llorado por lo menos media hora cada noche desde la muerte de su novia, no podía aceptar aun que la había perdido, pero trataba de hacerlo, porque él nunca se mostraría débil. La conocía tan bien que sabía que no le gustaría verlo así, por lo que trataba de superarlo.
En cuanto a las chicas, aun les dolía, pero iban por buen camino, solamente tratando de no pensar en ello.
“Me pregunto cómo estará él” Pensó Melisa al recordar a aquel chico del que Ángela estaba enamorada antes de conocer a Eduardo, y del cual supo, también correspondía los sentimientos de la chica, pero nunca tuvo el valor para decírselo.
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Llegaron al aeropuerto internacional de Houston Texas, de donde decidieron tomar un autobús para llegar a la ciudad donde vivirían en México. Siendo una ciudad fronteriza, muy cerca de esa ciudad en Estados Unidos, se encontraban solo a unas horas llegar.
El viaje en camión fue de noche y la familia Uchiha la pasó durmiendo. Solamente tendrían unos días para establecerse por completo, inscribirse en las escuelas y después tendrían que seguir con su vida.
-¿Qué les parece la casa? – pregunta Takeshi a sus hijos y su esposa una vez estuvieron dentro de lo que sería la nueva residencia de la familia Uchiha.
Aquella era una casa grande, pero tampoco llegando a algo como una mansión. Era de dos pisos, con una cochera grande que también podía servir como patio, y tres terrazas. Por dentro todo estaba muy bien amueblado, con una televisión de plasma gigante en la sala principal, comedor, cocina, tres habitaciones en la parte de abajo. Siendo una compartida por los dos hermanos mayores, una para Sakura por ser la única mujer de los hijos Uchiha y una habitación de huéspedes. En el segundo piso había otro comedor, mas pequeño que el de la parte de abajo y una habitación en donde estarían Ayumi y Takeshi.
-Es genial – dijo Sakura, después de haber dejado sus maletas en lo que sería su nueva habitación.
-Qué bueno que les guste – Takeshi le dio un beso en la frente a su hija y después la mandó a ella y a sus hermanos a que descansaran. Al día siguiente, que era martes, irían a la cita que habían puesto en la escuela a la que asistiría Sakura, Irie y Hyuk Su y tenían que estar con energías para rendir en su día.
“Incluso me inscribirán en la escuela en la que estaba antes” pensó Sakura mientras estaba acostada en su cama, lista para dormir.
“No sé qué decirte… tal vez es el destino” le dijo su conciencia
“¿Para qué me sirve el destino?”
“Siempre había querido decir eso, realmente no se” escuchaba la risa de su conciencia e inevitablemente también sonrió.
-Si tuviera más pistas o algo que me dijera que hacer o porque estoy aquí – fue lo último que cruzó la mente de la pelinegra y entonces el cansancio del día y el cambio de horario le obligaron a quedarse dormida.
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-Ya verás que te gustará tu nueva escuela – dijo Takeshi para sonar positivo y darle ánimos a Sakura, quien iba en el asiento trasero del auto simplemente viendo por la ventana, reconociendo las calles de aquella ciudad por las que ella alguna vez había caminado como otra persona.
-Podemos buscar un equipo de natación después de tus clases para que sigas entrenando – dijo ahora Ayumi, logrando exitosamente tener la atención de la muchacha.
“¿También entrenabas natación?” se preguntó mentalmente
-Eso suena bien – dijo Sakura con una sonrisa por poder practicar el deporte que le gusta de nuevo. En su otra vida ella había sido muy fanática de los deportes, hubo incluso un año en el que había practicado básquetbol, porristas y natación al mismo tiempo, todo porque antes quería jugar futbol pero el equipo de su escuela no aceptaba mujeres. Y al final, terminó escogiendo la natación, por la cual sufría entrenando para tratar de alcanzar los tiempos que pedían en las competencias nacionales, pero que a la vez, sabía que no podía dejar, porque un día sin nadar simplemente era un día aburrido en su vida.
Los pensamientos de la pelinegra fueron interrumpidos cuando sus ojos jade divisaron la escuela a la que solía asistir cuando era Ángela, y entonces sintió el auto detenerse y vio a sus padres bajar.
-¿Por qué debo regresar al hogar de mi antiguo yo? – preguntó en un susurro y sin poder protestar, pues ya había accedido en ir a México, salió del vehículo.
La familia Uchiha fue recibida por la directora de la escuela, quien los llevó hacia el edificio de secundaria para darle un pequeño recorrido a Sakura y asignarla en un grupo.
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-Y por ultimo aquí está tu salón – dijo la directora a la pelinegra dándole una ligera palmada en el hombro y después abrió la puerta, haciendo que las miradas de todos los alumnos se dirigieran a sus personas.
Y en este momento era donde Sakura se golpeaba mentalmente por haber aceptado ir a México, porque veía a aquellas personas que fueron sus amigos mirándola como alguien desconocido.
“Mira el lado positivo de las cosas” Pensó mientras entraba al aula
Los ojos de Eduardo no se podían separar de ella, era como si él supiera algo, o como si lo presintiera. Pero en esta vida ellos dos no estaban destinados a estar juntos. Aquella pareja ya había tenido su oportunidad de experimentar el quererse y ahora era hora de que Sakura pudiera estar con la persona con la que realmente debía estar.
Porque Sakura siempre perteneció a alguien más. Y pronto se encontrarían. Pronto, una de las razones por las que era correcto aceptar regresar a su lugar de origen aparecería, dando un giro a su vida y comenzando a poner las cosas en su lugar adecuado.