Ángela no sabía que hacer, no tenia a nadie a quien le pudiera preguntar que estaba sucediendo, tal vez la creerían loca, y después de haber recibido un golpe por un auto, cualquiera lo pensaría.
Se quedó aun así sentada en su cama de hospital, pues le dolía el cuerpo y no se quería mover. En eso entró un joven alto, de rasgos asiáticos, cabello algo largo con flequillo a la frente, muy parecido a ella, solamente que él no tenía los ojos de color como ella. El chico traía ropa deportiva, como si viniera de hacer ejercicio, o apenas fuera a hacerlo.
Las miradas de ellos dos se encontraron y la mirada del muchacho desconocido para ella fue la mas cálida que le habían dado nunca, el pelinegro sonrió y se acercó a ella, abrazándola fuertemente, pero a la vez de manera delicada, como temiendo lastimarla.
-Sakura-chan me alegra que estés bien ¿Cómo te sientes? – le preguntó con una pequeña sonrisa en sus labios cuando rompieron el abrazo
-Me duele un poco el cuerpo… - contestó a la pregunta, pero quería saber quién era él. Iba a abrir de nuevo la boca para tratar de responder algunas de sus dudas, pero él habló primero.
-Tú no eres Saa-chan –
-¿eh?... Ah… bueno, no. No lo soy, ni siquiera sé que estoy haciendo aquí… ¿Cómo lo supiste? –
-Conozco muy bien a mi hermana menor, así que… Explícame –
-Ni yo se que rayos pasa… ¿Cómo quieres que te explique? – pregunta la chica de ojos jade
-Bueno… háblame de ti –
-Mmm… bueno… mi nombre es Ángela, y hace unas horas iba por mi hermano menor a su clase de ingles cuando un auto a exceso de velocidad me golpeó… eso es lo que recuerdo –
-Ya veo… mi hermana también fue atropellada… - se quedaron ambos en silencio, hasta que los ojos negros del chico se abrieron en algo que pareció sorpresa – Tal vez te suene loco, pero pudieron haber intercambiado cuerpos… o algo así, supongo que los dos accidentes sucedieron al mismo tiempo –
-Podría ser una opción… entonces tu hermana Sakura podría estar en mi cuerpo –
-Si... bueno… a menos que hayas muerto… -
-Pero entonces… ella realmente se habría ido ¿no? Porque yo estoy ocupando su cuerpo –
-Supongo… - Se quedaron de nuevo en silencio
-Por cierto… ¿Cómo te llamas? –
-Irie, Uchiha Irie –
Cuando le dijo su nombre, la puerta fue golpeada suavemente y después se escuchó la voz de una mujer adulta llamando
-Por ahora se Sakura… ellos no se darán cuenta, no te preocupes – dijo levantándose de la cama y acudiendo rápidamente a abrir la puerta, la cual habia cerrado con seguro cuando entró para tener privacidad con su hermana.
-Espera… ¿Por qué me ayudas? –
-Por que soy el mejor amigo de Sakura… y no lo se… algo me dice que esto es lo correcto – le sonrió de la manera más tierna, que Ángela estaba segura que si no fuera su hermano de sangre en ese cuerpo, se enamoraría de él.
Los padres de Sakura entraron a la habitación, y con ellos venía también otro apuesto chico de rasgos asiáticos, que solamente se parecía al señor Uchiha.
Se acercaron a la chica y la abrazaron, haciendo que ella sintiera la preocupación por la que habían pasado. No estuvieron mucho tiempo hablando porque se les pidió a todos retirarse cuando se terminó el horario de visitas, Sakura seria dada de alta por la mañana del día siguiente así que no protestaron.
Sakura se recostó en su cama nuevamente y estaba a punto de quedarse dormida cuando una pequeña esfera de luz color rosa pastel llamó su atención al aparecer flotando en el cuarto.
-Hola – dijo la esfera
-¿Qué rayos?... ¿Qué o?… ¿Quién eres? – es lo único que se le ocurre decir a la pelinegra.
-Soy Sakura Uchiha… O bueno, su alma, ya que tu estas en mi cuerpo –
-Pensé que estarías en el mío –
-Bueno tu cuerpo si murió, de hecho acaba de ser enterrado en el cementerio de tu ciudad hace unas horas-
-Se supone que yo debí haber muerto… y bueno tu estar en tu lugar… ¿Alguna idea de por qué sucede esto? –
-Debe haber alguna razón por la que tu debas estar en mi cuerpo ahora… algo que no pudiste hacer antes y que ahora podrás hacer… no lo sé realmente, no soy Dios –
-Buen punto… - se quedó pensativa. En realidad no sabía que decirle a aquella alma o persona que estaba frente a ella.
-Adoptaré tu vida… ¿Cómo voy a ser tu? – pregunta nuevamente la chica confundida
-Mi misión es ayudarte, seré como tu conciencia, por lo que si me permites, entraré en mi cuerpo nuevamente, pero tu serás quien esté al mando –
-¿Serás como una voz en mi cabeza? –
-Exactamente – y Sakura casi podía asegurar que si pudiera ver el rostro de la verdadera dueña de ese cuerpo, tendría una sonrisa en su rostro
-Extiende tu mano y yo haré el resto – dijo nuevamente la pequeña esfera rosada y Sakura le hizo caso, y en unos dos segundos todo se había vuelto oscuro de nuevo, siendo lo único que iluminaba la habitación la luz proveniente del pasillo del hospital.
“Todo lo irás sabiendo con el tiempo, por ahora hay que dormir” escuchó Sakura en su cabeza, y decidió hacerle caso, después de todo, aquella voz ahora era su conciencia.
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-Tienes que levantarte ya, debes ir a la escuela – dijo la madre de Paul dirigiéndose al chico que no se había movido de su cuarto desde que regresó del funeral de Ángela.
-No quiero –
-Se te va a hacer tarde… apúrate – y fue su última palabra antes de salir de la habitación.
Sin muchas ganas, Paul se levantó de su cama y comenzó a alistarse para otro día en la preparatoria. Desde que la dura realidad lo golpeó en la cara haciéndole ver que realmente el amor de su vida se había ido para siempre, pensó que su vida no tenia más sentido.
-¿Suicidarme sería una buena opción? – dijo mas para sí mismo que para alguien más, aunque aun así lo dijo en voz alta como si alguien lo escuchara.
-Ni se te ocurra- le dijo su hermana que acababa de entrar al cuarto para decirle que fuera más rápido.
-No hablo contigo tonta, déjame en paz – y la empujó fuera para después cerrar la puerta con llave
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De vuelta en Japón, con la familia Uchiha.
Sakura acababa de ser dada de alta e iba en el auto de sus padres directo a su casa, en el asiento trasero a cada lado de ella venían sus dos hermanos, Irie y Hyuk Su.
Al llegar, fueron todos a la mesa para tomar el almuerzo que ya tenían listo desde temprano.
Mientras disfrutaban de una comida en familia, Takeshi dijo
-Sakura-chan ¿Qué te parecería vivir en México? –
-¿México? – estaba sorprendida por la pregunta, la verdad era que desde que había despertado siendo Sakura, se había olvidado por completo que antes vivía en ese país.
-Si… Ya te había dicho que probaremos como le va a la compañía en ese país, y tu madre y yo pensamos que sería mejor si nos fuéramos a vivir allá, para no separarme por tanto tiempo de ustedes –
-Supongo que está bien – dijo Sakura sin pensarlo mucho
-¿Estás segura? – pregunta Takeshi feliz por tener una rápida aceptación de su hija. Había pensado que sería más difícil convencerla.
-Si –
-Bien entonces puedes empezar a hacer tus maletas… la próxima semana estaremos viviendo ahí – La pelinegra solo asintió y siguió comiendo.
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Cuando entró a su cuarto para guardar sus pertenencias, se quedó sorprendida al ver que ella y Sakura tenían prácticamente los mismos gustos.
Las paredes eran de color blanco, y tenían muchos posters pegados, todos del mismo grupo coreano que le gustaba a ella: TVXQ
-Que suerte tenias de vivir aquí… puedes conseguir todo de ellos – dijo
“Son el amor de mi vida… bueno ahora tuya jeje… sigue explorando, ahora son tus cosas” le dijo su conciencia.
Y mientras más buscaba, más cosas encontraba en similitud con Sakura, incluso llegó a pensar que si se hubieran conocido en algún momento cara a cara, hubieran sido muy buenas amigas.
Comenzó a guardar todas esas cosas en cajas y la ropa en sus maletas, llevaba ya cuatro cajas llenas y dos maletas cuando Ayumi entró a la habitación
-¿Cómo vas? –
-Bien… creo que terminaré hoy – Se quedaron sin saber que decir hasta que Sakura habló de nuevo
-¿A qué ciudad iremos? –
-Viviremos en el norte de país, es una ciudad llamada… Piedras Negras… creo – Y los ojos verdes de Sakura se iluminaron por completo al escuchar el nombre de su ciudad natal.
-Ya veo – aun así mostró indiferencia. Porque se supone que no conocía esa ciudad, que ni siquiera sabía de su existencia.
-No te desveles – fue lo último que le dijo Ayumi y después de darle un beso en la mejilla salió del cuarto dejando sola a Sakura de nuevo.
“Podría encariñarme con esta familia” pensó y decidió dejar lo que faltaba para el día siguiente y se acostó en su ahora cama, la cual le pareció muy cómoda, porque inmediatamente se quedó dormida.