Capítulo 2
Sentí unas manos sobre mis hombros las cuales sin mucho esfuerzo lograron hacerme girar para quedar de frente a esa persona. Por un momento mi mente me jugó una mala broma y vi a Paul siendo el quien me tomaba de los hombros. Lo abracé con fuerza y lloré, susurrando su nombre mientras mojaba su camisa con mis lágrimas. Pero al inhalar aire para poder respirar, sentí el olor de la persona con la cual estaba desahogando mi dolor y en ese momento volví a la realidad, alzando mi cabeza para poder observar a Carlos, mi mejor amigo de la escuela, el cual era mas alto que yo y al cual ahora habia dejado de abrazar.
-No se quien sea Paul… pero… ¿Estas bien? –
-… - No pude articular ni una sola palabra pues las lagrimas volvieron a mis ojos y lo abracé de nuevo llorando aun mas fuerte, el solo se quedó parado conmigo y pronto sentí sus brazos rodear mi cuerpo también, acariciando con una de sus manos mi espalda y con la otra mi cabeza susurrándome “Todo estará bien” “No llores por favor” “No me gusta verte así”.
Escuché como un auto se acercaba hacia donde nos encontrábamos y se detenía justo enfrente de nosotros. Vi a mi tío Rodolfo salir de ahí y tomándome de la mano me indicó que subiera al auto. Yo sólo me dejé llevar y al esta a punto de irnos vi por la ventana como Carlos se me quedaba viendo y vi unas cuantas lagrimas resbalar por su mejilla, se despidió con la mano de mi y yo solo le di una pequeña sonrisa, casi imperceptible y moví mi boca diciendo “gracias”, cosa que solo el pudo entender.
-¿Estas bien?... Iremos al funeral, será en las afueras de la ciudad… Ya le avisé a tu mamá- Dijo mi tío mientras conducía por las calles de la ciudad mientras que yo seguía mirando por la ventana, observando como una nube completamente gris se aproximaba a la ciudad. Llovería pronto.
-Pasaré hoy por ti a tu escuela, saldré casi a la misma hora que tú, podemos ir a comer una pizza, yo me encargo de avisar en tu casa cuando ya estemos comiendo, así no nos podrán decir que no pues ya habremos pagado la comida.- Decía un sonriente Paul a Ángela la cual también reía ante las ocurrencias de su primo. Se despidieron pues tenían que tomar caminos separados para ir a la escuela. Ángela se fue con una sonrisa, esperando con ansias que llegara la hora de salida.
-Nunca llegaste tonto… rompiste tu promesa – Dije para mi misma, escuchando la música de la radio, la cual era alegre, supongo que mi tío la habia puesto para calmarme un poco, pero eso es imposible.
Llegamos aproximadamente después de una media hora a la funeraria, pues habia mucho trafico. Al entrar pude ver a algunos de mis parientes, todos dándoles el pésame a mi tía y su familia por la pérdida.
Yo no podía evitar llorar, mas al ver al cuerpo de mi primo, la persona a la que habia amado inconscientemente desde hace muchos años, en ese ataúd. Escuché vagamente como decían algunos de mis familiares que más familia, que venia de lejos, llegarían en unas horas más.
Estuvieron velando el cuerpo de Paul durante algunas horas y luego dijeron que irían al panteón a hacer el entierro. Yo con mucha dificultad me levante de la banca a la cual habia llegado a sentarme y me subí de nuevo al auto de mis tíos.
¡NO! ¡NOOOO! ¡PAUL! ¡¡Tú no me puedes dejar, no puedes hacerme esto!! – gritaba desesperadamente mientras caía de rodillas al suelo importándome poco ensuciarme mi uniforme escolar con el lodo, de todos modos ya me encontraba empapada por la lluvia de ese día que caía a cántaros y sin señales de parar desde que llegué a su funeral.
Un gran dolor se instalaba en mi pecho, justo en ese lugar donde se encuentra lo que todo el mundo llama “corazón” pero a partir de ahora eso para mi no existe, solo es un órgano mas, no creo poder volver a tener algún sentimiento después de esto.
Después de eso sentí unos cálidos brazos alrededor de mí, pero supe de inmediato que no seria mi amigo Carlos esta vez. No me importó siquiera quien me estuviera abrazando… incluso aunque fuera un secuestrador. Ahora no me importaba nada, solo me sentía morir. Cerré mis ojos por un momento para intentar detener las lágrimas que salían de mis ojos, pero era en vano, estaba segura de que lloraría hasta que estuviera completamente seca. No abrí mis ojos de nuevo, todo se volvió completamente oscuro para mí.
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Desperté en una cama muy cómoda, pero que supe no era la mia. Observé a mi alrededor por unos segundos y reconocí de inmediato el lugar en el que me encontraba.
Era el cuarto de Paul.
Pronto mis ojos comenzaron a humedecerse de nuevo, recordando todo lo que habia pasado. No sabia si ya habia pasado un día, o si seguía siendo el mismo. Yo solo quería que todo fuera un sueño del cual estaba despertando y esperaba ver a Paul entrando por la puerta de su cuarto con una soda o algo listo para jugar videojuegos contra mi.
Escuché voces afuera del cuarto y me levanté de la cama silenciosamente. Me acerqué cuidadosamente a la puerta y me pegué a ella para poder escuchar bien la conversación que tenían allá afuera.
Escuchaba como conversaban mi tía y su hermano, mi tío Fernando
-¿Es cierto que ellos dos no son primos?
-Si… Recuerda que nuestra madre fue adoptada, ellos no llevan la misma sangre –
-¿Sabes que Paul la quería mucho? –
-¿A quien? – Preguntó confundida mi tía
- A Ángela – Dijo y yo me quedé helada. El no me podía querer de la manera en la que yo lo quiero a el, y mucho menos puede ser cierto esto de que no somos primos… si hubiera sabido eso hace mucho tiempo podía haberle dicho algo sobre lo que sentía por el.
-¿Por qué tenían que esperar a que pasara algo como esto para enterarme de algo tan importante? – Dije saliendo del cuarto de Paul y encontrándome con la mirada sorprendida de mis dos tíos.
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Espero les guste este capítulo, casi lloro mientras lo escribo, si escuchan una canción triste mientras lo leen deseguro lloran o al menos casi lo harán.
Actualizaré pronto, este es una historia algo díficil, pero me gusta escribirla de todos modos.
Nos leemos pronto ^-^